Educar desde el vínculo: inteligencia emocional con perros de terapia

Educar desde el vínculo: inteligencia emocional con perros de terapia

Desde la infancia, la inteligencia emocional es la base para entendernos, calmarnos, vincularnos y poner límites de manera sana. En la escuela, nos permite aprender a convivir y formar la identidad. En la adultez, nos ayuda a tomar decisiones conscientes, cuidar nuestras relaciones y nuestra salud mental. Y en la vejez, se convierte en una herramienta fundamental para gestionar la pérdida, la memoria y los cambios corporales. La inteligencia emocional no es un lujo: es una necesidad transversal, humana y constante.

¿Por qué no se trabaja lo suficiente la inteligencia emocional?

A pesar de su importancia, hablar de emociones sigue siendo incómodo. En muchas familias, escuelas y empresas, las emociones se evitan por miedo, por desconocimiento o por falta de herramientas. A menudo, no fuimos educados para ponerle nombre a lo que sentimos, mucho menos para gestionarlo sin juzgarnos. El sistema prioriza la lógica, la producción y el resultado, dejando fuera lo más humano: lo que sentimos.

Los obstáculos para hablar de lo que sentimos

Hablar de emociones es difícil cuando hemos aprendido que sentir es debilidad. El miedo al juicio, la falta de espacios seguros y el desconocimiento de cómo hacerlo hacen que muchas personas callen lo que viven por dentro. Esto genera ansiedad, frustración, agresividad y desconexión. Y aquí es donde los animales, en especial los perros de terapia, se vuelven catalizadores poderosos. En niños con autismo, por ejemplo, el uso de perros ha demostrado facilitar el vínculo y la apertura emocional en entornos terapéuticos (Silva et al., 2011).

Perros de terapia: lubricantes emocionales en los procesos de aprendizaje y cuidado

Los perros no juzgan. No exigen. No interrumpen con consejos ni con deberes. Están. Acompañan. Observan y se entregan con una presencia genuina que abre puertas emocionales que a veces ni la palabra puede tocar. En entornos escolares, hospitalarios o terapéuticos, los perros de terapia se convierten en espejos emocionales y facilitadores del vínculo. Son como lubricantes que suavizan los bloqueos, las resistencias y los silencios. Gracias a su naturaleza empática y su entrenamiento, ayudan a bajar barreras emocionales y activar el aprendizaje afectivo.

Beneficios comprobados de la terapia asistida con perros

Diversos estudios muestran que el contacto con perros de terapia puede reducir los niveles de cortisol (hormona del estrés), aumentar la oxitocina (la hormona del vínculo), disminuir la frecuencia cardíaca y generar sensación de calma (Beetz et al., 2012). En el ámbito emocional, su presencia favorece la regulación emocional, la expresión de sentimientos, la empatía y la autoestima (Cirulli et al., 2011).

¿Dónde se aplica actualmente la terapia asistida con perros?

Esta intervención se aplica con éxito en escuelas, hospitales, residencias de adultos mayores, centros de salud mental, programas de rehabilitación, empresas y espacios comunitarios (IAHAIO, 2018). Cada sesión se adapta a las necesidades del grupo, con objetivos claros y acompañamiento profesional. En Soul Health Advisor, diseñamos intervenciones personalizadas para trabajar temas como ansiedad, autoestima, manejo del duelo, agresividad, escucha activa y acompañamiento emocional.

5 beneficios clave de las intervenciones asistidas con perros

  1. Disminución del estrés, ansiedad y agresividad.
  2. Mejora en la empatía, el lenguaje emocional y la autoestima.
  3. Estimulación de la atención, la memoria y la motivación.
  4. Desarrollo de vínculos seguros en contextos de trauma o desconexión.
  5. Generación de ambientes más humanos y colaborativos.

Una invitación a abrir nuevos espacios emocionales

Educar desde el vínculo no es solo una frase bonita. Es una necesidad real. Y los perros —cuando se integran con profesionalismo, ética y respeto— pueden ser aliados extraordinarios para lograrlo. Te invitamos a abrir tu escuela, empresa, hospital o comunidad a este tipo de intervenciones. Porque sanar también se enseña. Y los perros… también educan con el alma.

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