Inicia la temporada de graduaciones: hablemos de alcohol y adicciones con nuestros adolescentes

Inicia la temporada de graduaciones: hablemos de alcohol y adicciones con nuestros adolescentes

Los meses de julio y agosto son los meses en los que el ciclo escolar termina y, con ello, se da la apertura a la temporada de graduaciones, desde jardín de niños hasta universidad. Hay una alta convocatoria a fiestas formales, informales, con familia y sin familia, y puede ser que, en estas celebraciones, con la euforia del momento, los adolescentes se acerquen al alcohol.

Seguramente como yo, has hablado con tu adolescente sobre los riesgos y consecuencias del alcohol; sin embargo, es cierto: tú no estarás cuando se lo ofrezcan, así que nos toca prepararlo lo mejor posible.

Nuestro adolescente cuenta con solo tres segundos para decir no. Si pasando este tiempo no ha contestado, el enganchador del alcohol entiende que dispone de una oportunidad.

El lóbulo prefrontal de los adolescentes, que es el que ayuda a tomar decisiones, aún no ha terminado de formarse; por ello están expuestos al alcohol u otras sustancias psicoactivas. Una persona que bebe antes de los 18 años tendrá una alta posibilidad de presentar conductas compulsivas ante el alcohol.

Entonces, si se sabe el riesgo y que el lóbulo prefrontal no nos ayuda, ¿qué factores coadyuvan a un adolescente a decir que sí?

En primer lugar, el adolescente sucumbe ante la idea de ser aceptado socialmente. El famoso “todos los hacen”, pues el papá de Fulanito sí deja a sus hijos tomar, o el otro argumento preferido de los padres: “que tomen en casa, en vez de la calle, hay que enseñarles a tomar a los hijos”. Sin embargo, si les permites a tus hijos beber en casa, es imposible dar vuelta atrás.

En segundo lugar, el alcohol desinhibe: y así ya bailan o le hablan al chico o chica que les gusta, “eres tú mismo, pero sin miedo”, dicen ellos. El alcohol hace sentir a los adolescentes autosuficientes, seguros. La recompensa que aporta el alcohol es tan buena que va a llenar esos vacíos de seguridad que tienen. ¿Sabes qué nivel de inseguridad manejan tus hijos?, ¿están en un momento vulnerable?, ¿cuáles son las necesidades emocionales de tus hijos? Entre más grande las necesidades, más posibilidad habrá de engancharse con el alcohol.

Adicionalmente, hoy los adultos estamos muy distraídos y no hablamos de prevención, más bien, tratamos de resolver el problema hasta que lo tenemos encima, y entonces les damos a nuestros hijos un discurso de 30 minutos que los reprende. ¿Y la conversación? Ellos te van a poner atención por un minuto y medio, de manera que las recriminaciones y los regaños son una pérdida de tiempo.  

Trata de cuidar más la relación que las reglas. Si las reglas son más importantes, vas a perder a tu adolescente, dice la experta Ana María Arizti; es decir, caemos en los clásicos mandatos “tú tienes que hacer esto”, “haces lo que yo te digo porque esta es mi casa”, “aquí mando yo”, “mientras vivas en mi techo”

Hoy tenemos que hablar con los adolescentes de emociones, de sentimientos, intentar de ser empáticos con ellos, ya que los adolescentes están viviendo encerrados entre cuatro paredes y acompañados de las redes sociales.

Recuerda que nuestros adolescentes, pasaron por una pandemia que los obligó a estar aislados y que entienden sus relaciones sociales desde esta óptica. Por ello ya no quieren convivir con sus padres, porque los adultos vivimos en un estrés constante y pegados al celular.  

Cuando nuestros hijos son pequeños nos preocupamos por tomar la escuela de padres y nos olvidamos de prepararnos cuando son adolescentes. No obstante, la adolescencia es un momento de alta vulnerabilidad de tus hijos, es cuando más te necesitan y cuando menos atractivo eres para ellos por ser adulto.

Hoy los adolescentes viven una sensación de “no soy suficiente”, no importa lo que digan o lo que hagan, para ellos, desde su percepción ante sus padres y profesores, no son suficientes.

Aquí te dejo algunas ideas que pueden ayudarte a mejorar la relación con tu adolescente:

  • Cambia tu forma de escuchar. ¿Estás ahí cuándo tu hijo quiere hablarte?, ¿le preguntas a diario cómo está? Si a las doce de la noche es cuando quiere hablarte, aprovecha ese espacio para escucharlo sin juzgar.
  • No te asustes de lo que te diga. Si por fin se abre y te está contando algo en lo que no están de acuerdo, no hagas caras y no lo regañes; de lo contrario, se cerrará y nunca más volverá a confiar en ti.
  • Interésate por sus gustos, hacerlo te ayudará a mejorar la relación.
  • Conoce a sus amigos. Ofrécete a llevarlos o a recogerlos, así te darás la oportunidad de conocerlos.
  • No juzgues a sus amigos. La tentación es grande, pero no olvides que sus amigos son su referente, juzgarlos es casi como juzgarlo a él directamente.
  • Sé un ejemplo. Si quieres que haga ejercicio, haz ejercicio; si quieres que lea, lee; si quieres que no tome ni fume, no tomes ni fumes.
  • Recuérdale que pase lo que pase puede confiar en ti, sin importar el tipo de problema que tenga.
  • No des alcohol en fiestas de niños o adolescentes, pensando en los invitados adultos. No sedas a la presión social.
  • Trabaja diariamente en reforzar su autoestima, así aprenderá más fácil a decir que no.
  • Enséñale trucos para que evite el consumo de alcohol.
  • Recuérdale que no es necesario beber para pasarla bien.
  • No caigas en el “quiero que mis hijos me quieran y, por ello, cedo a lo que me pidan”, haciendo esto, pierdes autoridad y admiración.

El consumo de alcohol inicia a los 12 años y en el 90% de los casos el primer consumo se da en casa por consentimiento de los padres.

Si estás interesado en hablar de alcohol y otras adicciones en la escuela o en familia, en Soul podemos ayudarte.

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