Crisis de ansiedad

Crisis de ansiedad

“Desde hace un par de semanas, me sentía cansada y agotada, y pensamientos negativos llegaban a mi mente. Finalmente, un martes, un día normal de trabajo, entré a mi coche y, de repente, los pensamientos regresaron de golpe. Empecé a temblar y, por algunos segundos, me faltó el aire. Lloré sin control y no supe qué hacer. Me preguntó si viví un ataque de ansiedad. ¿Qué me queda por hacer?, ¿Cómo esto afectará mi vida?”.

Lo que este testimonio describe es una crisis (o un ataque) de ansiedad. Este tipo de crisis son estados de extrema ansiedad de breve duración y que escalan rápidamente, se acompañan de síntomas físicos (sensación de falta de aire, palpitaciones, presión en el pecho, mareo) y miedo a perder el control, o a morir.

Los ataques de ansiedad son mucho más comunes de lo que te imaginas. De acuerdo con datos del INEGI, en la Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado (ENBIARE) 2021, en México 1 de 4 personas adultas sufre algún trastorno de ansiedad severa, que puede desencadenar en episodios como el que arriba se describe.

¿Qué es una crisis de ansiedad?

El término ataque de ansiedad es intercambiable por crisis de ansiedad, crisis de pánico y crisis de angustia. «Un ataque de ansiedad es una avalancha súbita de miedo o malestar intenso, que, en pocos minutos, alcanza su máxima intensidad», indica el Dr. David López Gómez, psiquiatra especialista en crisis de ansiedad.

«El malestar consiste —explica el Dr. López Gómez— en una serie de síntomas físicos que pueden ser muy variables junto con una intensa sensación de temor». Para explicarlo claramente, durante el apogeo de la crisis de ansiedad, muchas personas creen estar sufriendo un ataque al corazón, y puede surgir desde un estado de calma o desde un estado de ansiedad, cuya duración es de 10 a 45 minutos, una vez alcanzada su máxima intensidad. Al finalizar la crisis, la persona puede regresar al estado de previo de calma; mientras que, en otros casos, se mantiene un nivel moderado de ansiedad, inclusive podría repetirse la crisis más adelante.

«Los ataques de ansiedad pueden manifestarse de forma muy variable —menciona el Dr. López Gómez—, y aparecer de forma súbita y alcanzar su máxima intensidad en pocos minutos».  

Algunos de los síntomas que puede identificarse son:

  • Aceleración del pulso o sensación de palpitaciones (el corazón late más deprisa y con más fuerza).
  • Sensación de ahogo o dificultad para respirar (puede parecer un ataque de asma).
  • Presión en el pecho (puede parecer un infarto al corazón).
  • Sudoración excesiva.
  • Temblores.
  • Dolor de cabeza.
  • Llanto o gritos incontrolables.
  • Ganas de vomitar (náuseas) o molestias gastrointestinales.
  • Sensación de mucho calor o escalofríos.
  • Mareo, aturdimiento o sensación de desmayo.
  • Hormigueo en las manos o en la cara.
  • Sensación de irrealidad o verse en tercera persona (despersonalización).
  • Miedo a perder el control.
  • Miedo a morir de forma inminente.

Con esta descripción de síntomas, cualquiera de nosotros puede entender lo desagradable que puede llegar a ser una crisis de ansiedad. Normalmente, después de vivir un episodio así, las personas desarrollan una inquietud o preocupación continua ante la posibilidad de que la crisis de ansiedad se repita. El temor les lleva a modificar sus hábitos y conductas, con el objetivo de evitar nuevas crisis.

¿Qué hacer si identifico que estoy sufriendo un ataque de ansiedad?

A continuación, te comparto siete pasos para regresar a un estado tranquilizador:

  1. Controla tu respiración. Respira tranquilamente para regular mejor tu ritmo cardiaco.
  2. Busca un lugar para sentirte en calma. Si estás manejando, oríllate lo más rápido que puedas; si estás en casa, abre una ventana o una puerta, o cambia de habitación; si te encuentras en la oficina, sal del espacio donde te encuentres y camina solo unos pasos.
  3. No uses prendas ajustadas. Corbata, cinturón o cualquier cosa; evita presiones.
  4. Busca una postura cómoda.
  5. Fija la mente en una imagen o en alguna idea positiva. Hay que atraer la atención a otros pensamientos para que el organismo regrese a la normalidad.
  6. Repite alguna frase tranquilizadora. Verbalizar te ayuda a distraer la mente de las ideas negativas que te llevaron a ese estado. Toma aire, retenlo por un momento y repite frases como “no pasa nada”, “ya pasó”, o bien, la que te haga sentir alivio.
  7. Evita ser espectador. En caso de que te toque ser el espectador de una persona que sufre una crisis de ansiedad, evita hacer grupos alrededor de quien sufre la crisis. Sentir espectadores solo producirá mucho más agobio al que lo sufre, por lo que es mejor que reciba la ayuda de una sola persona o de un profesional de la salud.

Si ya has sufrido una crisis de ansiedad, puedes evitar sufrirla de nuevo. Para ello, tienes que aprender estrategias que te ayuden a organizar y usar tus propios recursos, es decir, tu vida no debe cambiar, solo deberás hacer algunos ajustes a tus hábitos para sentirte mejor: procura hacer ejercicio al aire libre —una caminata o una salida en bicicleta—; elimina el cigarro y el alcohol; bebe más agua y menos bebidas carbonatadas; intenta algo nuevo —no tiene que ser algo arriesgado, quizás aprender a cocinar o pintar—, haz meditación —no importa tu credo religioso, la meditación es una práctica que puede aplicarse a cualquier creencia—.

Y lo más importante: busca ayuda de un profesional de la salud emocional, la terapia cognitivo conductual puede ser de gran apoyo.

En SOUL podemos apoyarte. Contáctanos, no estás sólo. Hablemos de salud emocional.

 

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