
25 Ene ¿Cómo sé si tengo burnout?
Cuando una persona presenta el síndrome de desgaste laboral, puede sentirse agotada todos los días, o desmotivada e insatisfecha con su trabajo; incluso, puede tener dolores de cabeza y dificultades para dormir.
Estar sobre expuesto a un alto nivel de carga laboral con largas jordanas de trabajo, además de un alto nivel de exigencia externa o personal, puede ser factor de riesgo para detonar el burnout.
Síntomas
Los síntomas físicos incluyen dolor de cabeza, dolor de espalda, tensión muscular, cansancio constante, trastornos del sueño y náuseas.
Los síntomas emocionales incluyen enojo, molestia, tensión y desmotivación. También las personas afectadas pueden sentirse con falta de interés en las cosas, mostrar comportamientos cínicos, el mínimo deseo de tener contacto social, perder la confianza en su trabajo, y sentirse improductivas y sobrecargadas.
Diagnóstico
El diagnóstico se hace en una consulta con un profesional de la salud emocional, quien se basa en los síntomas ya mencionados.
Tratamiento
Recuperarse del desgaste profesional requiere tiempo y de un buen apoyo. Una terapia psicológica puede ser útil para identificar las causas del estrés y encontrar estrategias para mejorarlas o evitarlas. Asimismo, es importante tomarse tiempo para descansar y energizarse fuera del trabajo, ya sea haciendo actividades placenteras, con la ayuda de familiares y amigos, como caminar y hacer ejercicio.
Pronóstico
El burnout puede tratarse con un profesional de la salud emocional. Al recibir apoyo, muchas personas comienzan a sentirse bien rápidamente. Hacer pequeños cambios en el día a día, como establecer horarios y poner algún break a lo largo del día, puede tener un impacto muy positivo. Sin embargo, de no tratarse puede aumentar el riesgo de presentar trastornos psiquiátricos severos, como depresión, y generar problemas físicos a futuro.
Prevención
Dado que el síndrome de desgaste profesional se desarrolla en un largo periodo de tiempo, es importante estar atento a los signos de estrés y reaccionar a estos de manera temprana. Prevenirlo puede ser un proceso continuo, pues se requiere buscar estrategias para canalizar el estrés y establecer horarios para actividades básicas, como comer o dormir, por lo que acudir con un profesional de la salud emocional es lo más recomendable.
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