17 Abr El impacto educativo y familiar del COVID-19
Si bien la escolarización nos permite un conocimiento de nuestro medio y un desarrollo de las habilidades humanas en general, uno de los mayores impactos de la pandemia ha sido el sector educativo.
La vida como la conocíamos se ha visto mayormente retada por la falta de escuelas, la duda sobre cuándo estas se podrán retomar y, sobre todo, el supuesto retraso que esto implica en los niños y jóvenes.
Dentro de las opciones que hoy como familias buscamos para nuestros hijos, según su edad y grado escolar, es importante tomar en cuenta dos factores que pueden ser determinantes:
- nosotros, como madres y padres, nuestras necesidades y nuestras habilidades;
- y la personalidad, las necesidades y habilidades de nuestros hijos.
¿Por qué? Antes de la escuela y la sociedad, las puertas al mundo son nuestros padres, pues la realidad que obtenemos estará al principio filtrada por ellos, de modo que la forma en la que percibamos al mundo dependerá en un gran porcentaje de su percepción del medio.
Ahí recae la importancia de poner a las madres y padres primero en la construcción de las nuevas estrategias escolares.
Es irreal, y casi injusto, pretender que, si una familia promedio tiene dos hijos y, por lo menos, una madre o padre trabajando de tiempo completo, el otro tenga que guiarlos en las clases, mantener la casa funcional, atender las necesidades de todos ―incluidas las personales― sin morir en el intento.
Para que el sistema familiar se mantenga con un nivel de estrés más o menos regulado, primero los padres deben sentirse en control de ellos mismos.
¿Cómo lograrlo?
- Busca espacios reales de esparcimiento y momentos de solitud que te permitan centrarte en tus necesidades básicas y laborales.
- Mantén un horario establecido que vaya con el ritmo de las actividades de los niños.
- Cultiva la flexibilidad: si hay necesidad de cambiar radicalmente de horarios o actividades, ser flexible ante la realidad te ayuda a ti y a tu familia a recibir el impacto de una forma más constructiva.
Ahora bien, en contraparte tenemos a nuestros hijos: los alumnos. El aprendizaje significativo y la memorización se construyen con bases emocionales y sensoriales, así como con experiencia. Es por ello que, a veces, cuando tratamos de recordar una clase o contenido, lo relacionamos con el clima de aquel día, con el comentario de algún compañero, o con nuestro estado emocional de ese momento.
En el aprendizaje, todo ese apoyo básico, el cual no existe en la educación remota. Por esta razón, aunque las escuelas generen plataformas extraordinarias para gestión escolar y contenidos divertidos llenos de información, tenemos que apoyar el aprendizaje.
¿Cómo podemos combatir estas carencias?
- No le des tanta importancia al desempeño académico. Todos los niños y jóvenes se nivelarán después: si algo hemos aprendido, es que el tiempo es relativo.
- Prepondera la relación con tu hijo por encima de cualquier contenido escolar. La responsabilidad de mantenerlo concentrado y atento es de la escuela, no tuya.
- Propicia estímulos sensoriales (visuales, olfativos, de tacto). Por ejemplo, uso de aromaterapia; otros días déjales pelotas antiestrés o elementos con texturas que puedan tener en la mano mientras escuchan la clase, cambia la cubierta de su escritorio periódicamente, y que esta tenga colores o patrones distintos. Cualquier cambio y experiencia sensorial afianzará los conocimientos de tus hijos.
- Sé empático y no les exijas de más. Si los notas desesperados, aburridos o molestos, es tiempo de fortalecer estrategias de autorregulación y autoconocimiento. Es mucho mejor darles espacio para desconectarse y volverlo a intentar más tarde que obligarlos a pegarse a una pantalla.
- Completa su formación con actividades totalmente diferentes a la escuela. En caso de que tomen todas las clases online, busca una actividad extraescolar presencial, como clases de inglés, de robótica, de pintura, de karate, etc., o simplemente ponles opciones de juegos 100% de contacto físico contigo y con la familia.
- Acepta que las cosas cambian y que lo de antes ―las mamás y papás de antes, los niños de antes y las escuelas de antes― funcionó ANTES. Es hora de escribir la historia de las familias de AHORA.
La adaptación al medio es una capacidad que tenemos los seres humanos y que yace en nuestra naturaleza, pues, a lo largo de la vida, nos hemos adaptado a millones de cambios, y el que vivimos actualmente debe ser uno más. Mientras tengamos autocontrol, podremos sobrevivir, no importando qué tan desafiante sea el medio.
Amalia
Publicado 21:55h, 22 mayoQue buenos comentarios de Samantha, es una excelente terapeuta