17 Abr Diálogo en familia
Luis Manuel Garibay
Se estima que ante la incertidumbre por la contingencia actual, un 50% de la población presenta síntomas de depresión, ansiedad y reacciones al estrés, que van desde leves, moderadas, hasta graves. Esto afecta no solo nuestro estado de ánimo, sino funciones cognitivas como la atención y concentración, físicas como alteraciones en el sueño, sociales como la asertividad, la tolerancia, etc. A la larga puede afectar también la salud mental comprometiendo nuestra adaptación y nuestras posibilidades para amar y trabajar funcionalmente.
La salud mental es la capacidad que tenemos los seres humanos para elegir el bienestar integral. Es decir, que dentro de nuestras circunstancias y limitaciones actuales, escogemos la manera en que cuidamos de nuestras emociones, nuestros pensamientos y nuestras relaciones. Y son las relaciones familiares particularmente, las que se encuentran constantemente en conflicto por la convivencia cotidiana y los desafíos que ha traído por el confinamiento el trabajo o la escuela a distancia, o bien la angustia por los que a pesar de los contagios no se pueden quedar en casa por sacar adelante un negocio, un empleo o un ingreso.
En este contexto no siempre es sencillo mantener una vida familiar que genere salud mental. En vez de compartir sinceramente la manera en que nos están afectando los cambios por la contingencia sanitaria por Covid 19, a veces discutimos, no nos ponemos de acuerdo en el uso de espacios comunes, en la realización de tareas del hogar y de crianza con los hijos, en los permisos, en la forma de estar cerca o de apoyar a otros familiares, etc. O peor aún, caemos en inadecuadas formas de agresión, maltrato, control o imposición que dañan a nuestros familiares y a nuestras relaciones.
Si ese es tu caso trata de hacer un borrón y cuenta nueva con tu familiar, pide una disculpa si es necesario y considera lo siguiente.
Al psicoanálisis mucho tiempo se le conoció como “la cura por medio de la palabra”, porque en el proceso de ser escuchado y cuestionado una persona podía tomar conciencia de sus conflictos inconscientes. Lo cierto es que la importancia de platicar radica en que al poner en palabras lo que me pasa, obtengo una mayor comprensión de mí y mis circunstancia. El lenguaje es el medio que tenemos para darle sentido y significado a la realidad; para mirar y expresar nuestro mundo interno; para interpretarlo. Y el diálogo que se fundamenta en la palabra, justamente sirve para hacernos oír, coordinar nuestras reacciones hacia respuestas posibles; podemos proponer, acordar y elegir en familia interacciones positivas que nos hagan sentir más amados, menos abrumados y corregir los patrones de relación que nos hacen sentir ignorados, rechazados o lastimados. El diálogo en familia también es terapéutico.
Por esto es pertinente recordar que el diálogo familiar debería servir para lograr el entendimiento mutuo, para ayudar y recibir ayuda de nuestra familia, para mostrar solidaridad y cooperación con los que vivo. Y esto se logra:
- Escuchando sin juzgar para generar confianza y dejando que el otro se desahogue para ayudarle a bajar su estrés y ansiedad.
- Escuchar no significa que yo le deba resolver las cosas al otro, sino simplemente prestar atención sin distracción.
- Si quiero responder a mi familiar, no estoy obligado a hacer nada que no quiera, solo entender sus emociones con empatía.
- Es bueno mostrar interés y preguntar para entender mejor, conectándome con su emoción y compartir cómo me hace sentir lo que me cuenta.
- Puedo darle consuelo o apapacho si veo que lo necesita con un abrazo, extendiendo mi mano hacia su hombro o sosteniendo su mano, y fijando la mirada en su rostro para que sepa que estoy ahí para esa persona.
- También se vale expresar mi opinión si la otra persona está de acuerdo, o si deseo cooperar con ella para encontrar una solución y me lo está diciendo, qué mejor.
El resultado de este tipo de diálogo genera reflexión, metas compartidas, trabajo en equipo, alivio, pertenencia en la unión y nos refuerza la identidad de ser una persona a quien le importa su familia, porque la escucha, la estima y cree en lo mucho que se pueden cuidar.
Ana lucia
Publicado 22:03h, 22 mayoQue importante la comunicación en la familia y aveces que difícil lograrlo sobre todo cuando tenemos hijos adolescentes.