Cuando las expectativas nos rebasan

Cuando las expectativas nos rebasan

En ocasiones las expectativas, lejos de ser un motor para alcanzar el éxito, pueden convertirse en una fuente de estrés y de ansiedad, en especial cuando vienen de parte de nuestros seres queridos.

Las expectativas se forman por creencias de lo que se supone tendrías que ser y hacer, y se crean con base en la cultura. El problema con ellas es que, muchas veces, se alejan de la realidad y nos llenan de frustración.

Desde que somos pequeños, los medios de comunicación, la familia, la escuela nos bombardean sobre cómo debería ser la vida e intentamos llegar a ese ideal.

Estas creencias van construyendo nuestro entorno y nuestra realidad y son tan relevantes que influyen en cómo nos relacionamos con los demás y, sobre todo, en nuestra propia imagen, y es entonces cuando las expectativas se convierten en nuestra propia trampa.

Cabe entonces preguntarse si estás viviendo de acuerdo a tus propias metas o si estás viviendo con base en las expectativas de los demás.

¿Te suena?: ser un buen trabajador, ser una mujer simpática, estar siempre perfectamente arreglada y a la moda, nunca dar problemas, no llorar en público, no ser tan viejo o demasiado joven, ser el padre o la madre perfecta, o la suegra moderna… Estas son imposiciones que nos hemos creído que hay que cumplir, sin embargo, el salir de ese patrón te estigmatiza, te hace diferente y te sobreviene la culpa por haber defraudado a todos los demás.

Sin embargo, así como las expectativas se forman en nuestro esquema de creencias desde que somos pequeños, una ventaja que tenemos como seres humanos es el aprendizaje: aprendemos de nuestro entorno y de las experiencias que vamos teniendo a lo largo de la vida, y es cuando debemos contrastar positivamente las expectativas con la realidad.

Liberarnos de las expectativas que los demás tienen de nosotros ya es un gran paso, una tarea de mucho valor. La decepción y la frustración son de los que se han formado esas creencias ajenas a nosotros.

Las expectativas están creadas en el pasado y proyectadas hacia el futuro y, por tanto, son limitadas y, de cierto modo, te quitan libertad. Reflexiona: ¿alguna vez has dejado de hacer algo que querías por miedo a no cumplir las expectativas de los demás? Las expectativas pueden impedirte disfrutar de la realidad, la cual sí está al alcance de tus manos.

Céntrate en el aquí y en el ahora para poder establecer tus propios objetivos sin ataduras. Si te dejas llevar por las expectativas, y la realidad choca constantemente con ellas, te estás perdiendo de la oportunidad de disfrutar de las cosas que sí están sucediendo a tu alrededor y de tomar decisiones sin miedo.

Aprende a manejar la realidad cuando esta ocurre y aprovecha las oportunidades que se te presentan. Sin duda, las cosas no siempre saldrán exactamente como las planeas, pero ¿por qué no darte la oportunidad? Evita pensar en lo peor.

Así que déjate sorprender por ti mismo y por lo que puedes lograr.

2 Comments
  • admin
    Publicado 01:51h, 22 mayo Responder

    Me pareció una nota muy interesante, me pasa con frecuencia lo que se comenta en la nota

  • Alma
    Publicado 19:45h, 22 mayo Responder

    Las expectativas son grandes aliadas pero también pueden convertirse en retos que nos impone la sociedad.
    Gracias por la reflexión

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